Calabacín

Calabacín

La estación más calurosa del año también nos trae algunas frutas y verduras de temporada, perfectas para combatir las altas temperaturas y refrescarse de forma natural durante el tiempo estival, como es el caso del calabacín. Una hortaliza de sabor y textura delicada, con un interesante numero de propiedades nutricionales y que ofrece múltiples posibilidades en la cocina.

Origen del calabacín

El origen de esta hortaliza es algo incierto, ya que no se sabe realmente si procede de Asia Meridional o América Central, aunque sí podemos saber que se cultivaba en las zonas más cálidas del mundo. Fueron los árabes los que extendieron su cultivo por las regiones mediterráneas, convirtiéndose en un alimento de consumo habitual durante la Edad Media. Más tarde, después de la II Guerra Mundial, comenzó a consumirse en las zonas del norte de Europa.
Actualmente es muy consumido en países del Mediterráneo, así como Holanda y Norteamérica.

Temporada del calabacín

Aunque se puede encontrar durante todo el año, el mejor momento para encontrar calabacín fresco en el mercado es durante el verano. La época indicada para su recolección suele abarcar los meses de julio a septiembre, dado que necesita altas temperaturas para crecer.

Cómo elegirlo

Antes de comprar nuestros calabacines debemos asegurarnos de que sean firmes y no presenten manchas en la piel. Es preferible elegir piezas más pequeñas, ya que las de mayor tamaño suelen tener más pepitas y una carne menos tierna. El color puede variar, normalmente de verde más claro a más oscura, pero no influye en su calidad.

Propiedades y beneficios

El calabacín es una verdura rica en carbohidratos, agua y fibra, así como vitaminas y sales minerales. Un gran aliado para mantener la silueta perfecta durante los meses de verano:

  • Es rico en vitamina C, pudiendo aportar un solo calabacín mediano hasta el 60% de las cantidades diarias recomendadas. Además contiene otros tipos de vitaminas como las del grupo B, que nos ayudan en la obtención de energía.
  • Resulta un excelente diurético permitiendo combatir la cistitis, cálculos renales o la hipertensión arterial.
  • Su alto contenido en potasio contribuye a regular la tensión arterial y la retención de líquidos. Además contiene otros minerales esenciales para el buen estado de neutros huesos, como el calcio, el fósforo y el magnesio.
  • Ayuda a combatir la anemia y otros trastornos gastrointestinales gracias a su alto contenido en acido fólico
  • Su alto contenido en magnesio beneficia la función de la musculatura corporal.
  • Ayuda a retrasar el envejecimiento y la aparición de algunas enfermedades degenerativas gracias a la acción antioxidante de algunas de sus vitaminas A, C, E, el zinc o el selenio.
  • La composición de esta hortaliza la convierten en un alimento muy adecuado en personas con hipertensión, problemas digestivos, estreñimiento o retención de líquidos.
  • Además su suave sabor, textura y nutrientes hacen de esta verdura un alimento ideal para incluir en la comida de nuestros hijos, bien en puré, crema o pastel.
  • Importante fuente de antioxidantes. Se recomienda consumir incluyendo su piel, dado que es donde se encuentra la mayoría de sus nutrientes.

La flor de calabacín

Una parte de esta hortaliza que se ha convertido en una autentica delicatessen es la flor de calabacín. De piel tierna, suave sabor y pulpa firme y fundente, se caracteriza por sus hojas grandes, acampanadas e intenso color amarillo. También conocida por su nombre en italiano, zuccini, la flor de calabacín se emplea en muchos tipos de cocina, sobre todo en la mexicana y la italiana, considerándose todo un manjar. Muy apreciada en la alta cocina, es muy habitual combinarla con marisco, rellenas de queso o utilizarlas como acompañamiento de un risotto.

El calabacín en la cocina

El calabacín es un ingrediente ideal para preparar saludables y deliciosos platos. Rellenos, al horno, cremas, ensaladas, salteados… las posibilidades de esta hortaliza en la cocina son infinitas. Pero si hay un plato en el que el calabacín es el rey, es el pisto.

Pisto de calabacín

Para la elaboración de este tradicional plato comenzaremos por picar una cebolla y tres dientes de ajo y sofreímos en una cazuela con un chorrito de aceite de oliva. Cuando la cebolla esté pochada agregamos un pimiento y tres calabacines con piel, todo ello troceado en dados. Rehogamos todo durante un par de minutos y añadimos cinco tomates rallados. Salpimentamos y continuamos sofriendo a fuego lento hasta que el tomate quede bien cocinado. Espolvoreamos con una pizca de perejil y servimos caliente. Un plato sencillo de preparar, delicioso y muy nutritivo.